
Cambiar el entorno, cambiar al Otro, puede ser un reto que está fuera de mi alcance, y que a menudo no me corresponde.... Puedo decidir apartarme o expresar cómo me siento, hablar de mi necesidad y de mi emoción.... pero el enfrentamiento lleva al Otro a defenderse, y entonces la batalla está asegurada.... El instinto de supervivencia se impone y la racionalidad cede su lugar a los instintos más básicos....
Lo que sí está en mi mano, lo que sí me corresponde, es mirar en mi interior, en mi sistema de creencias, en mi biografía, en mi corazón.... Y a menudo puedo sorprenderme y darme cuenta de que el temido enemigo que yo proyecto fuera de mi, en el entorno hostil, a menudo habita dentro de mi, en las profundidades de mi ser, en esos lugares oscuros que me cuesta mirar e integrar....
Cada vez que me siento incómodo o maltratado en una situación social, es importante que me interrogue, que me pregunte: "¿Qué es eso que tanto me molesta afuera?, ¿qué me dice de mi?" , del mismo modo puedo darme cuenta que cuál es el automático que activo porque es mi patrón de conducta conocido y entrenado: ¿el enfrentamiento ofensivo?, ¿la retirada sumisa?, ¿el silencio envenenado?, ¿la vergüenza angustiosa?..... Esos patrones de comportamiento son antiguos y valiosos, me permiten sobrevivir y quedarme en la vida, y al mismo tiempo pago un precio muy alto.... renuncio a un abanico de posibilidades que me llevarían a explorar, a enriquecerme, a crear, a empoderarme....

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