En las relaciones que mantengo en mi vida cotidiana, a menudo puedo verme implicada en situaciones que me producen cierto malestar o incomodidad. La manera como yo respondo a ellas puede ser automática, cuando lo hago exclusivamente desde la emoción o el instinto, o reflexionada, cuando incluyo la razón. Responda lo que responda, la responsabilidad de la respuesta es mía, yo decido hacia donde la oriento.

La respiración completa, que me permite tomar aire llevándolo hasta mi abdomen para soltarlo luego vaciándolo, posibilita la conexión entre mis tres centros: instintivo, emocional y mental, y me permite tomar conciencia de mi estado interno antes de responder. Si respiro de esta manera, me doy cuenta de cómo me estoy sintiendo ante una determinada situación y puedo decidir conscientemente en qué sentido actuar, si no la respuesta se producirá de manera automática, según mi costumbre o tendencia caracterial.
Yo no puedo controlar mi entorno, pero sí puedo decidir si muerdo o no el anzuelo, si tomo la energía de mi interlocutor y respondo de manera mimética, o si no respondo y sólo observo, o si me alejo de la situación que me produce malestar, o si respondo de manera contrastada o paradójica.... Todas ellas son respuestas posibles, y yo puedo orientarme hacia una o hacia otra en momentos diferentes, en función de mi necesidad presente..
Lo importante es que yo sea el protagonista de mi respuesta, que la decida con conciencia y que se oriente hacia mi bienestar personal.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada