El niño toma de la familia valiosas semillas que los papás y las mamás entierran amorosamente en su interior, con el deseo que todas esas creencias y valores le acompañen durante su vida y le permitan crecer con fortaleza y seguridad, nutriéndose también de las relaciones con su entorno.
Durante la adolescencia, los niños y niñas ya crecidos necesitan interrogarse sobre todo lo recibido hasta entonces para poder crear su propio semillero, su propio estilo de vida, y eso lleva un tiempo... Así que necesitan ponerlo todo patas arriba, cuestionar e incluso oponerse al modelo familiar, es la manera que tienen de separarse de papá y mamá para poder conquistar la propia autonomía personal, para poder integrarse más tarde al mundo de los adultos con una identidad propia.
La habitación del hijo adolescente es un reflejo de este proceso de transformación interior, el desorden que impera nos habla de cómo se siente él interiormente, "en reformas"... El adolescente necesita crear un nuevo orden, un orden propio y personal, auténtico.

El adolescente necesita apartar a mamá y a papá para demostrarse a sí mismo y a nosotros que puede caminar solo. Es importante que nosotros internamente nos alegremos, y que de manera gradual y progresiva vayamos dando los permisos para que él o ella hagan sus exploraciones y sus conquistas. El desorden de la habitaciónes un indicador de que todo marcha bien...de que el proceso de independencia ha empezado.
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