La terapia gestalt nos invita a vivir en el presente, responsabilizándonos de todo aquello que nos acontece en nuestra vida cotidiana, tomando consciente y activamente las riendas de nuestra vida.
La toma de contacto con el cuerpo, con los sentidos, las sensaciones,... la toma de conciencia de las emociones que nos invaden en cada momento, de los estados de ánimo, me permiten entablar un diálogo permanente conmigo mismo, me permiten escucharme y aprender a reconocer y a respetar mis deseos y necesidades.
Si me reconozco a mi mismo y me atiendo, aprendo a autorregularme, a satisfacer mis necesidades tomando del medio aquello que necesito para retirarme luego, una vez satisfecha mi necesidad. De esta manera permanezco orientado en la vida, siguiendo mi rumbo interno, sin responder desmedidamente a lo que el entorno, la sociedad o la familia espera de mí. Si atiendo mis necesidades estoy más disponible para el otro, para el intercambio, para dar y recibir. Una actitud asertiva me permite desplegarme en mi entorno, mirar y ser vista, escuchar y ser escuchada, aceptar y proponer soluciones... produciéndose un desarrollo progresivo de la empatía hacia el otro.
El terapeuta gestalt acompaña al cliente en su proceso de crecimiento personal, lo hace desde el respeto y el afecto, apoyándolo y confrontándolo según convenga, para potenciar así su capacidad de autoapoyo y de compromiso con su vida.
La terapia individual permite al cliente profundizar en los asuntos que ocupan su presente y que le provocan sufrimiento y malestar. Mirando la dificultad puede conectar con las emociones que la acompañan, integrar las vivencias dolorosas y conectar con la fuerza y la sabiduría interior que mira hacia la Vida y el cuidado personal.
La terapia grupal permite vivenciar, explorar, compartir, emocionarse.... con los otros. La mirada del grupo aporta contención, apoyo, confrontación, espejos. El encuentro con el Otro me permite elaborar asuntos propios, sentir empatía, mostrarme.... en un espacio protegido que me permite probar, tomar ciertos riesgos, experimentar.... para salir luego al mundo real.
La terapia individual permite al cliente profundizar en los asuntos que ocupan su presente y que le provocan sufrimiento y malestar. Mirando la dificultad puede conectar con las emociones que la acompañan, integrar las vivencias dolorosas y conectar con la fuerza y la sabiduría interior que mira hacia la Vida y el cuidado personal.
La terapia grupal permite vivenciar, explorar, compartir, emocionarse.... con los otros. La mirada del grupo aporta contención, apoyo, confrontación, espejos. El encuentro con el Otro me permite elaborar asuntos propios, sentir empatía, mostrarme.... en un espacio protegido que me permite probar, tomar ciertos riesgos, experimentar.... para salir luego al mundo real.